Esta empresa acabó teniendo un clima tan malo que 19 trabajadores se suicidaron y sus ejecutivos acabaron con penas de cárcel

La sentencia sentó un precedente relevante en derecho laboral, reconociendo la existencia de delito de acoso moral detrás de una política empresarial dañina

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Antonio Sabán

Director

A principios de este año, el Supremo francés confirmó una histórica condena a exdirectivos de France Télécom (actual grupo Orange). El tribunal que llevó el caso consideró que dentro del operador francés se había producido acoso institucional, según recogió la BBC

Por ello, condenó a un año de cárcel y a una multa de 15.000 euros al antiguo CEO, Didier Lombard, y al número dos, Louis-Pierre Wenès. También hubo penas para otros cargos menores. La empresa en sí también fue condenada a pagar una multa de 75.000 euros.

Los hechos en la empresa

El tribunal analizó 39 casos de empleados. Las prácticas empresariales fueron tan crudas que 19 de ellos se quitaron la vida, y otros 12 intentaron hacerlo. Los que no lo consiguieron, no pudieron seguir trabajando a causa de una enorme depresión.

Los hecho juzgados comenzaron cuando la compañía inició una reestructuración mediante la que buscaba reducir 22.000 puestos de una plantilla de 120.000 trabajadores para rebajar una enorme deuda de miles de millones de euros. Como la mayoría eran funcionarios y no podían ser despedidos, los directivos optaron por deteriorar las condiciones laborales para forzar salidas, según la sentencia. Lombard, según recoge la sentencia, llegó a afirmar que los empleados saldrían de la empresa “por la ventana o la puerta”.

En este sentido, durante el proceso judicial, numerosos empleados y exempleados detallaron cómo la dirección implantó medidas organizadas para empujar a la plantilla a abandonar la empresa.  Muchos trabajadores fueron enviados a otras ciudades sin negociación previa, incluso a cientos de kilómetros de su lugar de residencia, pese a tener familia o arraigo.

Algunos declararon que, si se negaban, se les advertía de que serían relegados a tareas sin contenido o quedarían aparcados. Técnicos con décadas de experiencia en redes o mantenimiento fueron reasignados a puestos de ventas o atención al cliente, sin formación y con objetivos imposibles de cumplir.

A muchos empleados se les dejó sin funciones reales: jornadas enteras sin tareas, sin acceso a herramientas o sin interlocutores claros, llegando a permanecer en despachos vacíos y alejados de compañeros. Estas situaciones generaron casos extremos de estrés, y a ello contribuyó una rotación descomunal, con cambios de departamentos cada pocos meses, sin claridad sobre objetivos, ni estabilidad. 

Por ejemplo, una mujer trató de suicidarse cuando se enteró de que le iban a transferir por tercera vez en un año. La confirmación de la sentencia sienta un precedente relevante en derecho laboral, pues reconoce la existencia de delito de acoso moral detrás de una política empresarial dañina.

Imagen | MEDEF, Alex Kotliarskyi en Unsplash

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