Tras convertirse en una insospechada aliada del espionaje militar, la aplicación deportiva Strava ha asegurado que revisará la configuración y las características referidas a la privacidad. Lo ha anunciado James Quarles, su máximo responsable, tras la polémica surgida en torno a sus mapas de calor y la revelación de enclaves sensibles como bases militares.
Publicados originalmente en 2015 y actualizados el pasado mes de noviembre con seis veces más datos, estos mapas muestran de una forma tremendamente visual y atractiva las principales actividades físicas que monitorizan sus usuarios, siempre y cuando estos lo permitan. Su utilidad se limitaba a la curiosidad hasta que, hace unos días, un estudiante australiano descubrió que determinados rastros en determinadas zonas permitían identificar a militares estadounidenses y de otros países en sus cuarteles, así como a trabajores humanitarios.