Quién gana y quién pierde con los seis días de infarto de OpenAI: los enfrentamientos en la compañía de ChatGPT venían de lejos

La díscola junta de OpenAI, responsable del despido de Altman, queda fulminada para permitir su retorno

Triunfal
2 comentarios Facebook Twitter Flipboard E-mail

En Silicon Valley se ha estado desarrollando un drama que podría rivalizar con cualquier producción de sus vecinos de Hollywood. Protagonizado por Sam Altman —sucesivamente CEO de OpenAI, fichaje estrella de Microsoft y CEO de OpenAI de nuevo—, este episodio deja ahora, cuando se acerca ya a sus particulares escenas post-créditos, varias dudas sobre quién, exactamente, ha ganado y ha perdido en estos cinco días de presiones y conspiraciones.

El ascenso meteórico de OpenAI ha situado a la empresa en la vanguardia de la IA… pero este crecimiento ha venido acompañado de debates internos sobre la seguridad de la IA, la ética y la responsabilidad hacia la Humanidad… y, sobre todo, acerca de cómo casar todo esto con la búsqueda del lucro.

Un vistazo a…
ZAO, la APP MÓVIL china que a través de DEEPFAKE te convierte en DICAPRIO en SEGUNDOS

Los problemas venían de lejos

Los problemas con la junta de OpenAI tienen su origen en los tiempos en que la empresa era una mera entidad sin ánimo de lucro. En 2015, Altman se asoció con Elon Musk, Ilya Sutskever y otros, para desarrollar una IA que fuera segura y beneficiosa para la humanidad. Planearon recaudar dinero de donantes privados para su misión… pero, en pocos años, se dieron cuenta de que sus necesidades de computación requerían mucha más financiación de la que podrían lograr de ese modo.

Después de que Musk se fuera en 2018, crearon una subsidiaria con fines de lucro que comenzó a recaudar miles de millones de dólares de inversores, incluyendo 1.000 millones de dólares procedentes Microsoft. Dijeron que la subsidiaria estaría supervisada y controlada por la junta de la entidad sin fines de lucro, que debería mirar por los intereses de "la humanidad, no de los inversores de OpenAI".

A cara de perro con la junta de OpenAI

Antes de que Sam Altman fuera destituido como CEO la semana pasada, él y la junta de OpenAI llevaban más de un año enfrentados, una división que no hizo más que crecer según aumentaba la popularidad de ChatGPT y del propio Altman. Algunos miembros de la junta estaban preocupados de que Altman estuviera demasiado enfocado en la expansión comercial y hubiera olvidado los objetivos a los que se debía la junta.

Se sumaban a eso los desacuerdos sobre cómo reemplazar a tres miembros salientes del órgano: Reid Hoffman, el fundador de LinkedIn; Shivon Zilis, directora de operaciones de Neuralink; y Will Hurd, un excongresista republicano de Texas. Altman y el presidente de OpenAI (Brockman, que salió de la compañía junto a aquel) no fueron capaces de ponerse de acuerdo con los miembros restantes en los sustitutos para los puestos vacantes.

Y, por si fuera poco, Altman había intentado promover recientemente la expulsión de uno de los miembros de la junta —Helen Toner, directora de estrategia en el Centro de Tecnología y Seguridad Emergente de la Universidad de Georgetown— afirmando que un 'paper' del que ella era coautora era crítico con la empresa (aquí el PDF).

Altman se quejaba de que el documento cargaba contra los esfuerzos de OpenAI para mantener seguras sus tecnologías de IA… al tiempo que elogiaba el enfoque adoptado por Anthropic, una empresa que se ha convertido en el mayor rival de OpenAI.

En un correo electrónico, escrito por Altman y del que se hizo eco el New York Times, el CEO de OpenAI afirmó que el posicionamiento público de Toner era peligroso para la empresa, particularmente en un momento en que la Comisión Federal de Comercio estaba investigando a OpenAI por los datos utilizados para entrenar a sus modelos de IA generativa.

Altman puso sobre la mesa la destitución de Toner, algo a lo que la junta se negó. Semanas después, Ilya Sutskever, el único miembro de la junta que era también empleado de OpenAI (su científico jefe, nada menos) y que destacaba por tener visiones menos optimistas del desarrollo de la IA que su jefe, hizo algo inesperado: se puso del lado del resto de miembros de la junta para destituir a Altman.

Lucha

'La traición de los científicos'

Cuando la junta aprobó el viernes el despido de Sam Altman, varios de los directivos de éste se encararon con los miembros de la junta, a los que acusaban de traicionar su papel poniendo en peligro a la empresa. Helena Toner, de forma no del todo inesperada, no estuvo de acuerdo: recordó que su misión era asegurar que la empresa creara una IA que "beneficiara a toda la humanidad", y aun si sus acciones destruían la empresa, llegó a afirmar, eso podría ser "coherente" con su misión.

No era la primera vez que un destacado científico de OpenAI se la jugaba a Altman: en 2021, Dario Amodei, vicepresidente de investigación de OpenAI, abandonaba la compañía junto a su hermana Daniela para fundar la ya mencionada compañía de IA Anthropic.

Pero antes de eso, Amodei había acudido —infructuosamente, en aquel caso— a la junta para que tomasen medidas contra Altman, entre otras cosas por los términos de su acuerdo con Microsoft firmado en 2019.

En el caso de Sutskever, su papel como Judas finalizó tres días después, cuando expresó en Twitter su arrepentimiento y se puso entre los primeros firmantes de una carta abierta de los empleados de OpenAI… en la que pedían la dimisión de los miembros de la junta y el retorno de su antiguo CEO, bajo la amenaza de abandonar masivamente la empresa y seguir a Altman en su exilio en Microsoft. Toma ya, giro de guión.

La otra carta abierta

Ayer mismo, se difundía una segunda carta abierta, difundida por el propio Elon Musk y esta vez firmada anónimamente por "ex empleados preocupados de OpenAI", en la que entre múltiples acusaciones contra "Sam Altman y Greg Brockman, impulsados ​​por su búsqueda insaciable de lograr la inteligencia artificial general (AGI)", se afirmaba también lo siguiente:

"Creemos que un número significativo de empleados de OpenAI fueron expulsados ​​de la empresa para facilitar su transición a un modelo con fines de lucro. Esto se evidencia por el hecho de que la tasa de deserción de empleados de OpenAI entre enero de 2018 y julio de 2020 fue del orden del 50%".

Según estos "ex empleados", la lealtad inquebrantable de la plantilla de OpenAI (la práctica totalidad firmó la primera carta abierta a la que hacíamos referencia) surge de "una combinación de miedo a represalias y el atractivo de posibles ganancias financieras a través de las unidades de participación en ganancias de OpenAI".

"Imploramos a la junta directiva a que se mantenga firme en su compromiso con la misión original de OpenAI y no sucumba a las presiones de intereses con fines de lucro".
Al barrer a la rebelde junta de OpenAI para facilitar su retorno triunfal, Altman ha sometido definitivamente a los últimos vestigios de la era 'open' de OpenAI

Altman perdió una batalla, pero ganó la guerra (y Microsoft participa del botín)

Pero, finalmente, en la nueva junta de OpenAI, remodelada a imagen y semejanza de Altman para facilitar su triunfal regreso, el único miembro antiguo que permanece es Adam D'Angelo, CEO de la popular plataforma de preguntas y respuestas Quora. Sutskever y Toner están entre las nuevas vacantes, y se incorporan, entre otros, Bret Taylor, ex co-director ejecutivo de Salesforce, y Larry Summers, el ex secretario del Tesoro de Bill Clinton (y también alto cargo de la administración Obama/Biden).

Pero esos nombramientos no cubren el total de puestos de la junta (más aún teniendo en cuenta que aumentarán hasta nueve)… y varios medios de comunicación dan por seguro que varias de las vacantes recaerán en personas vinculadas con Microsoft, el principal inversor de OpenAI, que también habría sido el mayor beneficiado del no-retorno de Altman a su puesto como CEO.

Satya Nadella (CEO de Microsoft), desde luego no parece entristecido por haber perdido a su fichaje estrella:

"Nos alientan los cambios en el consejo de OpenAI. Creemos que se trata de un primer paso esencial en el camino hacia una gobernanza más estable, bien informada y eficaz. Sam, Greg y yo hemos hablado y estamos de acuerdo en que tienen un papel clave que desempeñar junto con el equipo de liderazgo de OpenAI para asegurar que OpenAI siga prosperando y construyendo sobre su misión. Esperamos construir sobre nuestra sólida asociación y entregar el valor de esta próxima generación de IA a nuestros clientes y socios".
Inicio