Durante la pandemia, el trabajo remoto se convirtió en un alivio inesperado para muchos trabajadores. Para muchos, de hecho, esa fue la primera vez que pudieron trabajar sin el peso de una cultura de oficina rígida y controladora. Sin embargo, en pocos años, esa conquista se ha desmoronado. Pero no todo el mundo busca los culpables de ello en el mismo lugar.
En un hilo del subreddit r/antiwork, un usuario ha publicado recientemente un ataque furibundo contra los influencers, acusándolos de estar detrás de lo ocurrido.
"Llegó la plaga de los influencers [y] decidieron que el trabajo remoto era una "estética". Inundaron TikTok e Instagram con su falso "trabaja desde cualquier lugar". Dos correos por la mañana y luego seis horas posando con laptops junto a una piscina en Bali o fingiendo que trabajan en una cafetería. Ninguno de ellos trabajaba de verdad. Solo aparentaban para conseguir visitas".
"Y por supuesto, las empresas vieron esa mierda. En vez de darse cuenta de que la mayoría de nosotros hacíamos nuestro trabajo mejor que nunca, se tragaron la imagen de los influencers completa. De repente, el trabajo remoto era 'vagos de mierda haciendo contenido en lugar de trabajar'. ¿Y qué hicieron? Nos lo quitaron a todos".
Una tesis sencilla y con un chivo expiatorio nítido, sin duda. Pero la gran mayoría de las respuestas recibidas no la compra.
"Amigo, tu jefe no vio un Instagram de una influencer en Bali y asumió que eso era lo que su propio personal estaba haciendo".
El rastro del dinero
En la película 'Todos los hombres del presidente', sobre el caso 'Watergate', el personaje de 'Garganta Profunda' suelta una frase ya icónica: "Sigue el dinero". Y en el debate que se desencadenó a raíz de la publicación anti-influencers, muchos usuarios señalaron que el verdadero motor detrás del regreso masivo a las oficinas es exclusivamente económico:
Bienes raíces comerciales
Muchas empresas están obligando a la gente a volver a la oficina no porque piensen que se trabaja mejor allí, sino porque hay mucho dinero invertido en edificios de oficinas: el regreso a las oficinas sostiene el valor de los activos inmobiliarios y los flujos que dependen de ellos (alquileres, deuda bancaria, tasas).
Varios comentarios mencionan igualmente el papel de la banca: carteras de préstamos expuestas a oficinas devaluadas hacen lobby en pro del trabajo presencial.
Fiscalidad y economías urbanas
Las ciudades ganan mucho dinero gracias a que miles de personas van todos los días a trabajar al centro.
- Impuestos locales: las oficinas pagan tasas y los comercios que viven de esos trabajadores (cafeterías, restaurantes, tiendas, transporte) también pagan impuestos.
- Consumo diario: cuando la gente va al centro, compra café, almuerza fuera, paga un aparcamiento, usa el transporte público… todo eso mueve la economía local.
Si de repente todos trabajan desde casa, el centro se vacía: cierran negocios, baja la recaudación y los ayuntamientos se quedan con menos dinero para servicios públicos.
Por eso muchos gobiernos locales presionan para que la gente vuelva a la oficina: no es tanto por productividad, sino porque mantiene viva la economía urbana y las arcas públicas. Como dice un usuario en Reddit:
"No tiene nada que ver con los influencers: los alcaldes y gobernadores estatales cogieron sus teléfonos y les recordaron a los CEOs que los beneficios fiscales que estaban disfrutando tienen un precio: movimiento de gente para las economías locales".
Control gerencial
Pero el comentario del usuario anterior no terminaba ahí. Junto a la mención a los poderes públicos, añadía
"[Añade a eso] gerentes ególatras cuyo valor es cero sin microgestión, y ahí tienes la receta contra el trabajo remoto".
Y es que muchas empresas hacen volver a la oficina no porque se trabaje mejor allí, sino porque los jefes quieren sentir que controlan a la gente.
- Cuando todos están en remoto, el jefe no puede "ver" si trabajas, solo juzgar por resultados.
- En la oficina, aunque sigas haciendo las mismas videollamadas y tareas, tu presencia física le da al jefe la sensación de control: te ve sentado, te puede interrumpir, y justifica su propio puesto de "supervisor".
Es una paradoja: conduces hasta la oficina, gastas tiempo y dinero, y al final pasas el día en Teams o Zoom igual que en tu casa, pero ahora bajo vigilancia.
Imagen | Marcos Merino mediante IA