Vio una oferta de teletrabajo y se interesó. Tenía una gran letra pequeña: era teletrabajo... en oficina

Muchas empresas recurren a la técnica de 'anzuelo y cambiazo' para atrapar a candidatos sin opciones

Remoto
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Marcos Merino

Editor

El teletrabajo se ha convertido en uno de los grandes reclamos laborales de los últimos años. Tras la pandemia, millones de personas pudieron comprobar de primera mano las ventajas de trabajar desde casa: ahorro de tiempo y dinero en desplazamientos, mayor flexibilidad y un mejor equilibrio entre la vida profesional y personal.

Sin embargo, algunas empresas han encontrado una forma cuestionable de aprovechar esta tendencia: anunciar como "remotos" puestos que, en realidad, no lo son.

Eso fue lo que le ocurrió a un candidato que compartió su experiencia en la comunidad r/recruitinghell de Reddit: un reclutador había contactado con él, entusiasmado para ofrecerle un puesto "100% remoto". La primera entrevista transcurrió con normalidad, hasta que llegó la sorpresa:

"Bueno, es remoto… siempre que estés en la oficina de 9 a 5".

La indignación fue inmediata. "¿Es que las palabras ya no significan nada?", escribió en su publicación, que recibió miles de comentarios de apoyo.

El engaño de las ofertas "remotas"

Lo peor es que su caso no es algo aislado: decenas de usuarios relataron situaciones similares: anuncios que se presentan como 'teletrabajo', pero que al leer la letra pequeña resultan ser 100% presenciales: 

"Las empresas saben que el teletrabajo es más atractivo. Por eso, listan sus ofertas como remotas, aunque no lo sean".

Otros calificaron la práctica como un timo 'bait and switch' ('anzuelo y cambiazo'), una forma de captar candidatos desesperados que, tras invertir tiempo en entrevistas, terminan aceptando condiciones que no eran las que buscaban originalmente.

Pagando por buscar empleo

Más allá de la frustración, estas prácticas generan un desperdicio de tiempo y dinero. Personas que viven a cientos de kilómetros se postulan para puestos que parecen accesibles, solo para descubrir demasiado tarde que deberían mudarse.

Uno de los testimonios más llamativos narró cómo un aspirante condujo ocho horas y pagó un Airbnb para formalizar su contrato en lo que creía un trabajo remoto. Al llegar, le comunicaron que debía instalarse en la ciudad en dos semanas:

"Esperaban que me mudara de estado y buscara vivienda, todo a mi costa. Les dije que no, y me fui".

Lo que importan son los números

Según algunos comentaristas, detrás de esta práctica se esconden razones corporativas: inflar las estadísticas de recursos humanos. Cuantos más candidatos entrevistados, más 'saludable' parece la empresa ante los inversores o directivos. Según ironizaba un usuario:

"Los números grandes importan, los detalles no".

Los usuarios también responsabilizan a los portales de empleo, que permiten este tipo de listados: "Mientras no sea ilegal, no les importa. Cobran por publicar y punto".

Una relación laboral erosionada

El efecto más dañino quizá sea la desconfianza que genera entre candidatos y empresas. Si tus jefes mienten desde el primer momento, ¿qué puede esperarse después? Muchos usuarios confesaron que, al detectar la trampa, abandonan de inmediato las entrevistas:

"No respondo a ningún correo más y espero que nadie lo haga. Hay que frenar este abuso".

En realidad, esta historia del "teletrabajo en oficina" no hace sino revelar un fenómeno más amplio: la precarización disfrazada de oportunidad. En tiempos en los que la flexibilidad laboral se ha convertido en una bandera, estas prácticas no solo engañan, también ponen en evidencia la necesidad de regular con mayor claridad qué significa exactamente un puesto 'remoto'.

Imagen | Marcos Merino mediante IA

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