Muchos no queremos volver a la oficina y los expertos dicen que esto es un error que nos trae soledad y depresión

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Mientras el trabajo remoto se ha ido expandiendo y mientras las oficinas de recursos humanos van analizando qué conviene más a las firmas para retener el talento.... van saliendo diversos análisis y preocupaciones sobre las consecuencias sociológicas que puede traer el teletrabajo después de los años de pandemia en los que fue algo más forzado que opcional. Ya hemos visto que puede traer más soledad a un mundo que ya la padecía.

Ahora, un análisis publicado en The Guardian habla de qué pasa si tomamos el principal convocador de comunidad en el occidentea moderno, el lugar de trabajo, y dividiéramos estas comunidades, metiendo a sus miembros dentro de sus hogares. Y es que, mientras que la prueba fue obligatoria en un principio a causa de una pandemia, cuando pudimos volver a juntarnos, muchos son los trabajadores que se empeñan en seguir en casa.

Es curioso, acerca de esto que, cuando hace unas semanas, en Genbeta publiqué un artículo hablando de lo que más odiaría de trabajar en una oficina, al comentar que prefiero evitar a gente para no tener conversaciones de temas que no me interesan en la oficina, en los comentarios posteriores hablaban de que estaba romantizando la soledad y la importancia de socializar.

Oficina como punto de socialización

Esto puede dar a entender que para muchas personas el espacio de trabajo puede ser de los pocos lugares de socializar disponibles con nuestros ritmos de vida en este siglo.

Y, si miramos estudios como el ahora publicado por The Guardian, parece ser que muchos personas carecen de otros espacios donde compartir tiempo con gente y el teletrabajo ha llevado a una soledad perjudicial que pueden aumentar los índices de depresión y ansiedad o la sensación de estrés y aislamiento.

Según el reciente informe New Future Of Work de Microsoft, muchos teletrabajadores "se sienten más solos y son más propensos a tener sentimientos de culpa cuando llaman para decir que están enfermos o se toman descansos, lo que les lleva a compensar en exceso".

A este respecto ya hemos visto que hemos pasado de calentar la silla en la oficina a responder mensajes compulsivamente porque en ocasiones, el teletrabajo se ancla en los hábitos del presentismo. No es que haya desaparecido el ansia de contacto social, sólo el hábito que más fácilmente la saciaría: la oficina. De hecho, muchas ciudades han registrado un auge de la demanda de espacios de co-working.

La periodista Martha Gill compara los resultados de estos estudios con la sensación que nos da a las personas otras aplicaciones de socialización como es el Tinder para ligar.

Dice que "suponen un menor incentivo para charlar con la gente en los bares, por ejemplo, o para esforzarse en organizar el tipo de actividades sociales divertidas que podrían llevar a conocer a alguien" puesto que los usuarios de aplicaciones de citas usan la tecnología para el objetivo de encontrar una pareja o una persona con la que tener relaciones, lo que lleva a menos esfuerzos en socializar en la vida real.

Excusa de los directivos para volver a la oficina

La soledad también es una de las alegaciones de los directivos para decidir la vuelta a las oficinas. El cofundador y consejero delegado de Airbnb, Brian Chesky, comentó en el pasado en una conferencia de Lesbians Who Tech, que hay un futuro en el que no hará falta salir de casa "y después de que se acabe el COVID, lo más peligroso será la soledad".

Hay que recordar que incluso antes de la pandemia, el aislamiento y la soledad se estaban convirtiendo en importantes problemas de salud pública, según la Asociación Americana de Psicología. La pandemia trajo mucha soledad a muchas personas, lo que se convirtió el aislamiento en un problema de salud pública, más allá del Covid-19.

Kevin Drum, antiguo colaborador de Mother Jones, habló hace unos días de un estudio de McKinsey que había destacado en su "sobre el trabajo a distancia" que los trabajadores a distancia son mucho más propensos a denunciar problemas de salud mental y física y entornos de trabajo hostiles.

Desconexión con los compañeros de trabajo

Según The Guardian, la gente se siente menos conectada con sus colegas. Sin cotilleos, flirteos, bromas, comidas y copas, el día se convierte en una aburrida lista de tareas pendientes delante de un PC.

El trabajo a distancia, como ha analizado la profesora de gestión en la Universidad de Baylor (de Estados Unidos), Sara Perry, frena los comunes cotilleos de oficina. Y aunque pueda sonar como algo positivo, en realidad, estas conversaciones más banales crean mayor unidad en un equipo.

Aunque hay formas para mantener la buena relación entre compañeros aunque se encuentren trabajando a distancia, si no se llevan a cabo actividades para fomentar la conexión, podemos estar muy distanciadas unas personas de otras cuando no tenemos lugares en los que charlar, compartir asuntos personales y demás.

Salud física y sedentarismo

Otros estudios al respecto apuntan a problemas de salud física por llevar un estilo de vida más sedentario, que puede provocar coágulos sanguíneos y problemas de salud a largo plazo. Según un informe de The Hill, "en lo que se refiere a las consecuencias físicas del trabajo a distancia, lo que más preocupa a los expertos en salud es la falta de movimiento de los teletrabajadores durante el día".

El mundo lleva años luchando contra una crisis de inactividad física. En 2008, alrededor del 31% de las personas de 15 años o más eran "insuficientemente activas físicamente", según datos de la Organización Mundial de la Salud. Según Ross Arena, profesor de fisioterapia de la Universidad de Illinois (Chicago), esa crisis parece haberse agravado con el encierro por la pandemia previamente y ahora con la continuación del trabajo a distancia.

El trabajador remoto medio sólo da 16 pasos desde su cama hasta su puesto de trabajo, según un estudio de 2022 de Upright, una aplicación que promueve la buena salud de la espalda. Esa misma encuesta también reveló que el 54% de los trabajadores remotos e híbridos creen que su movimiento durante la jornada laboral se ha reducido en un 50% o más en el último año.

Imagen| Sam Moghadam Khamseh en Unsplash

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